Presentación

"Él es mi amigo más querido y el más cruel de mis rivales,

mi confidente y el que me traiciona,

el que me apoya y el que de mí depende;

y lo más espantoso de todo:

es mi igual"



lunes, 26 de noviembre de 2012

Por fin la boda!!!!


Holi hola, gente bonita!! Lo prometido es deuda y finalmente aquí lo tienen: ¡¡la tan esperada boda de Hayate y Miku!! La verdad no sé si será el momento mágico que muchos esperaban, pero después de meditar, reflexionar y quebrarme el cerebro, llegué a la conclusión de que las cosas no podrían suceder de otra manera… Sobre todo tomando en cuenta a la familia de la novia XD Bueno, espero que les guste, me dejan sus opiniones, comentarios, reclamos y demás, ya saben que todo lo leo con mucho gusto, jeje. Así que sin más preámbulos: ¡¡a leer!!

Nuestra nueva vida V


NUESTRA NUEVA VIDA V
UCHIHA MIKU Y SABAKU NO HAYATE II

No pasó mucho tiempo para que se propagara la noticia sobre el compromiso matrimonial entre Sabaku no Hayate (28 años) y Uchiha Miku (24 años). Esto causó gran expectativa no sólo en sus aldeas, sino también en las otras naciones ninja, ya que sería la segunda boda entre hijos de los actuales Kazekage y Hokage.

Ese día Miku se encontraba en su habitación empacando sus cosas, pues saldría en una misión con varios Anbu. Estaba terminando cuando escuchó pasos entrar a su habitación.
-Otou-san, Otou-chan, ¿qué sucede?
-Vinimos a decirte que tengas mucho cuidado –dijo Naruto-. Sabemos que eres fuerte, pero no te confíes.
-Eres excelente Anbu, Miku –añadió Sasuke-, pero por lo que más quieras, no utilices los genes del usuratonkachi y hagas alguna tontería.
-¡Te estás ganando unos buenos golpes, bastardo! –amenazó el rubio
-Jajaja, muchas gracias, pero no se preocupen. Prometo que seguiré las indicaciones del capitán. Además no puedo darme el lujo de resultar herida –les guiñó un ojo-, todavía no he iniciado los planes para mi boda.
Ella amaba incondicionalmente a su moreno padre, sin embargo no podía evitar decir esos comentarios porque le divertía mucho ver la cara que él ponía cuando hacían alusión al próximo casamiento de su hija. Sí, debía admitirlo, atormentar a su Otou-san resultaba muy entretenido.
-Quita esa cara, teme, estamos despidiendo a nuestra hija.
-Despídanme de mis hermanos, no les quise decir nada porque últimamente se ponen muy paranoicos en todo lo relacionado conmigo.
-No puedes culparlos –bufó al azabache-. Llegaste de repente y sin más nos sueltas la noticia de que te comprometiste con Hayate.
-Deberías confiar en él, Sasuke, lo conocemos desde bebé. Además es el hijo de Sai y Gaara, por eso sé que cuidará muy bien de Miku.
-Tú mismo lo dijiste, usuratonkachi, es el mocoso del pintor, por eso me preocupo.
-Ay, Otou-san, no importa cuánto lo insultes. Todos sabemos que en el fondo aprecias a Sai-san.
-¡¿Qué?!
-Jajaja –se burló su esposo-, bueno, dejemos ese tema de momento –alzó el pulgar y sonrió-. ¡Da tu mejor esfuerzo, Mi-chan!
-¡Claro que sí, Hokage-sama!

La misión consistía en infiltrarse dentro de una aldea que había caído en manos de un peligroso grupo de ninjas renegados. Un habitante del lugar había logrado escapar y llegó a Konoha pidiendo la ayuda del Hokage. Como los renegados pertenecían al país del viento, Naruto informó al Kazekage de Suna, y junto con él coordinaron un plan de acción para liberar a la aldea. Como en ocasiones anteriores, unieron fuerzas enviando a algunos de sus más hábiles ninjas que formarían un escuadrón de contraataque.
-¡Miku-chan!
Apenas se reunieron, Hayate extendió los brazos y corrió hacia ella, quien lo recibió con una patada y las mejillas ligeramente encendidas debido a las miradas burlonas de sus compañeros.
-¡Compórtate, idiota!
-Auch, tan intensa como siempre, Miku-chan.
-Uchiha-san tiene razón, Hayate-sama –habló otro ninja de Suna-. Estamos en medio de una misión muy peligrosa.
-Jejeje, cierto. Lo lamento, Onogi-san. Ah, ahí vienen con el reporte.
Sai llegó en compañía de otros dos ninjas, chico y chica. Sonrió a la pelinegra y el resto de los enviados de Konoha inclinaron la cabeza en señal de respeto.
-¿Cómo está la situación, Sai-sama? –preguntó Onogi
-Tienen hombres apostados alrededor de la aldea, tendremos que ser muy precavidos para infiltrarnos en secreto. El verdadero peligro estará una vez que entremos, ya que su líder se encuentra muy bien resguardado y además tienen de rehenes a los aldeanos.

La primera parte de la misión ocurrió justo como la planearon, pero al momento de intentar capturar al líder de los renegados se desató una feroz batalla. Miku se encontraba combatiendo con varios enemigos para proteger a los aldeanos, pero en eso alcanzó a divisar a un grupo de renegados intentando huir.
-Eso sí que no lo permitiré.
Con el Sharingan activado y utilizando el Chidori se dirigió a atacarlos y detenerlos, provocando más caos. En medio del conflicto aparecieron más renegados, provocando que descuidara uno de sus flancos.
-¡Miku!
Hayate la cubrió de un ataque del líder, pero provocando que éste le perforara una parte del estómago. El Sabaku alcanzó a sujetarlo del brazo y aún con sangre saliéndole de la boca, sonrió.
-Muy mal hecho. Si quieres tocarle un solo cabello, te perseguiré hasta el fin del mundo para destruirte.
Los refuerzos llegaron y lograron apresar a sus enemigos. Una vez pudieron someter al líder, Hayate cayó de sentón al suelo y corrieron a socorrerlo.
-¡Hayate!
Su novia examinó la herida, era bastante profunda. La ninja médico del equipo se apresuró para intentar detener la hemorragia. Sai se agachó a su lado.
-Resiste, Haya-kun. Estarás bien.
-Descuida, Tou-san –sonrió con dificultad-. Soy muy fuerte.
-Ya logré contener el sangrado, Sai-sama –avisó la médico-. Debemos moverlo a un lugar seguro donde pueda descansar y tratar con más cuidado la herida.
-Bien. Miku, ocúpate de él, por favor. Debo verificar que no queden más renegados y liberar a los aldeanos.
-Como diga, Sai-san. Te levantaré despacio, Hayate.
-Por ti soportaría cualquier dolor, Miku-chan.
Ella se mordió el labio y no dijo nada. Todavía sentía los nervios a flor de piel luego de ver la grave herida que sufrió el otro.

Pasaron dos días para que Hayate volviera a abrir los ojos. Por la escasa luz que entraba en la habitación donde se hallaba, seguramente era de madrugada. Volteó a un lado y se encontró con Miku durmiendo en una silla. El joven sonrió con cariño y, a pesar del dolor que aún le punzaba en el abdomen, extendió su mano para tocar la de la chica.
-Miku-chan –llamó en voz baja
De inmediato ella abrió los ojos y se encontró con el sonriente rostro del pelinegro. Suspiró con alivio y luego su mirada se tornó feroz.
-¡Idiota! ¡¿Por qué hiciste eso?! ¡Yo podía haber esquivado o bloqueado el ataque! ¡Unos centímetros más y la herida habría sido mortal!
-Jejeje, lo siento, pero en ese momento no lo pensé. Mi instinto sólo me indicó que debía protegerte.
-Yo he entrenado mucho para ser fuerte y no necesitar que alguien me proteja –agachó la cabeza-. ¿Crees que sería feliz si dieras tu vida por mí?
-… Discúlpame –le acarició la mano-. No te subestimo ni nada, si hasta acepto que eres más fuerte que yo. Pero soy un hombre y te amo tanto que no soportaría perderte. Desde siempre has sido la única para mí.
Miku apretó los puños y alzó la mirada con decisión. Sus ojos negros se posaron fijamente en las aguamarinas del otro, quien se desconcertó un poco por su actitud.
-¿Sucede algo?
-Mientras estabas inconsciente, hablé con el líder de la aldea sobre cierto tema, y después de escuchar tus palabras sé que estoy haciendo lo correcto –tomó aire y se puso seria-. Hayate, ¿te casas conmigo aquí mismo?
-… ¿Eh? Espera, creo que por las medicinas mi cerebro todavía no oxigena bien –se frotó la cabeza y luego abrió los ojos de sobremanera-… ¡¿Qué?! M-Miku-chan, ¿ha-hablas e-en serio?
-Vaya, creo que es la primera vez que te escucho tartamudear tanto.
-¡Miku!
-Claro que hablo en serio, tonto –sonrió dulcemente-. ¿Acaso soy la clase de persona que bromearía con algo así?
-C-Claro que no, por eso casi me da un infarto.
-Entonces, ¿cuál es tu respuesta a mi proposición?
-… Jejeje, ni siquiera necesitas preguntarlo, Miku-chan.

Ambos se escabulleron de los demás y con el sol apenas saliendo por el horizonte llegaron ante el líder de la aldea quien los esperaba para comenzar la ceremonia. Miku ayudaba a Hayate a caminar, pues todavía le lastimaba la herida del estómago. Sin embargo, a unos metros antes de llegar al lugar fueron interceptados por Sai, quien los observaba seriamente.
-¿Qué creen que hacen aquí, chicos?
La pareja intercambió miradas nerviosas, de modo que fue el hijo del pintor quien decidió responder.
-… Bueno, Otou-san, nosotros sólo… estamos dando un paseo.
Miku se palmeó la frente con frustración. A veces Hayate era tan malo para mentir.
-Ahh, así que un paseo. Entonces no creo que necesiten estos –tomó una mano de su hijo y le depositó dos argollas de matrimonio-. Por más que quisiera compartir el momento con ustedes, sería injusto para Gaara, Naruto y Sasuke. Además de que si se enteran de que los ayudé, querrán golpearme –sonrió y colocó las manos sobre los hombros de ambos-. El paso que van a dar es muy importante, así que mejor prepárense.
Dicho eso el pelinegro se marchó. Hayate y Miku volvieron a intercambiar miradas, pero esta vez sonrieron con alegría y diversión. Sai tenía razón, cuando sus familias se enteraran armarían un gran revuelo, sobre todo los varones de la pelinegra, sin embargo ya habían tomado su decisión y no pensaban dar marcha atrás.
-Miku –llamó el pelinegro apretándole la mano-… te juro que ni siquiera una vida será suficiente para demostrarte cuánto te amo.
-Eso deberías decírmelo durante la ceremonia –le sonrió conmovida-. Hayate… yo te prometo que impediré que Otou-san y los demás me dejen viuda demasiado pronto.
-Gracias –unió sus frentes, sonriendo-, eso es suficiente consuelo y motivación para mí, jeje.

Varios días pasaron de aquello. Naruto se encontraba en su oficina revisando varios pergaminos con total calma hasta que la puerta de la oficina se abrió de golpe, dejando ver a una niña de cabello azabache y ojos color aguamarina: Uchiha Hatsuki (6 años), su primera y adorada nieta.
-Ahh –le sonrió-, es raro verte por aquí, Hatsuki-chan.
-Tou-chan me envió a buscarte, Naru Jii-chan, dijo que debías ir urgentemente a casa.
-¿Qué sucedió? –se alarmó-, ¿le pasó algo a Miku? Ella volvía hoy.
-Sí, Mi-chan ya llegó, pero creo que la urgencia a la que Tou-chan se refería es por la forma en que llegó.
-¿Eh?
-Es que Mi-chan regresó a casa con Haya-chan y dijeron que ya se casaron.
-… ¡¿Qué?!

En el barrio Uchiha el ambiente estaba tenso a más no poder. Miku y Hayate se encontraban frente a sus hermanos, cuñados y sobrinos (ella todavía lo ayudaba a sostenerse porque aún le lastimaba un poco la herida). Shizui (27 años) y Fumiya (22 años) estaban en shock, Itachi (18 años) y Kazuomi (23 años) tenían la boca abierta mientras que Yuuzuki (25 años), su hijo Uchiha Shizuka (2 años) y su sobrino Namikaze Kazuya (3 años) se lanzaron a felicitar y abrazar a los recién casados.
-¡Felicidades, nii-san, Mi-chan! –decía el pelirrojo
-¡Muchas gracias, Yuu-chan! –lo abrazó su hermano
-Pensé que se casarían aquí o en Suna –comenzó Kazuya, a lo que su primito asintió
-Siento que se perdieran la boda –se disculpó su tía sosteniendo a ambos niños-, pero todo fue algo espontáneo, jeje.
De los otros adultos el primero en reaccionar fue Kazuomi, quien sonrió a la pareja.
-¡Muchas felicidades! Vaya que nos sorprendieron con esta noticia.
-Sí –apoyó Itachi todavía con la mirada perdida-… Aunque con nee-chan y Haya nii todo es posible –añadió, a lo que su hermana lo abrazó con cariño y le dio un beso en la frente
-¡Ahora sí somos hermanos oficiales, Kazu-chin, Ita-chibi!
-¡Ya no me digas chibi!
-Y yo ya comienzo a sentir esos siniestros chakras –murmuró Miku suspirando
Todos voltearon para encontrarse con Shizui y Fumiya quienes efectivamente tenían una expresión como si estuvieran a punto de cometer un homicidio. Debido a esto Yuuzuki se apresuró a utilizar la arena para detener las piernas de su esposo mientras Kazuomi sostenía del brazo al suyo.
-¡¿Cómo que se casaron?! –gritó Shizui
-¡Ni siquiera nos avisaron! –exclamó Fumiya
-Ya les dije que fue algo no planeado, Shi-chan aniki, Fu-chan.
-Cierto –dijo el Sabaku-, yo tampoco esperaba ser herido casi de muerte y luego casi sufrir un infarto cuando Miku-chan me propuso matrimonio.
-¿Miku nee pidió matrimonio a Haya nii? –preguntó Shizuka
-Para que vean que soy muy original, jajaja.
-Nee-chan, mejor preocúpate porque aniki y nii-chan no te dejen viuda –aconsejó Itachi
Mientras Fumiya y Shizui seguían forcejeando con sus opresores, por una de las calles vieron acercarse a Sasuke quien en brazos traía a los pequeños Namikaze Keichi y Namikaze Ruri, sus nietos más pequeños de seis meses. Además venían acompañados también de Sai y Gaara, pues el Kazekage había recibido un mensaje de su guardaespaldas quien le dijo que debían reunirse en Konoha.
-¿Qué sucede? –preguntó Sasuke ante tan peculiar escena
Antes de que Hayate pudieran buscar dónde esconderse, sus cuñados decidieron gritar la verdad.
-¡Otou-san, ellos dos se casaron en secreto!
Sasuke se quedó rígido tras oír esas palabras. Por seguridad, Itachi se apresuró en quitarle de los brazos a los bebés; no quería que terminaran en medio de la batalla. Hayate ya casi podía ver su vida pasar, sin embargo fue Gaara quien rompió el silencio.
-¡¿Cómo que se casaron?! –sujetó a su esposo de la ropa y lo miró con enojo- ¡¿Lo sabías y no me dijiste nada, idiota?!
-T-Tranquilo, Gaara, me estás mareando –pedía Sai mientras era jaloneado-. Además yo tampoco estuve en la boda.
-Eso es cierto, Otou-chan –intervino su primogénito escudándose tras Miku, quien sólo suspiraba
Bueno, Sai no había dicho ninguna mentira. Realmente no presenció la ceremonia, sólo les regaló las sortijas. Claro, ese detalle no necesitaba contárselo a su fiero consorte ni a los demás. Para qué agregar más intentos de asesinato a la lista.
-¿Otou-san? –llamó Miku y sonrió con nervios- Cálmate, no es para tanto.
-… ¿No lo es? –preguntó con el flequillo cubriéndole los ojos
-Miku-chan –susurró Hayate-, creo que ese comentario sólo lo está empeorando –volteó con su rubio cuñado-. Ita-chibi, has algo.
-Lo siento, Haya nii, pero estoy ocupado y además aprecio mi vida.
Como Yuuzuki y Kazuomi seguían forcejeando con los ojiazules, Itachi resguardaba a sus cuatro sobrinos. Estaban pequeños, no quería que se traumaran al presenciar una masacre.
-Así que nosotros pensábamos que seguían en la misión –habló el líder Uchiha con voz de ultratumba-. Pero resulta que no salen con esta… noticia.
A sus espaldas surgió Susanoo con toda su fuerza, haciendo que la cara de su nuevo “hijo” se tornara azul. El Kazekage decidió que por el momento olvidaría su enfado y trataría de impedir que aniquilaran a su heredero.
-Esto se pondrá feo –murmuró Itachi
Sin embargo Naruto apareció escena y, utilizando el chakra de su bijuu, atacó a su esposo con un potente rasengan. Como no se percató de su llegada, el Uchiha no pudo reaccionar ante el ataque y terminó en medio de un agujero.
-¡Cálmense todos antes de que provoquen una nueva guerra ninja! –ordenó con enfado
-Traje a Naru Jii-chan como pediste, Tou-chan –avisó la niña apareciendo tras su abuelo
-Buen trabajo, Hatsuki –felicitó Yuuzuki
-¡Maldita sea, usuratonkachi! –gruñó Sasuke- ¡Casi me matas!
-¡No es momento para esto, teme! –lo apartó y fue a abrazar a su hija- ¡Mi-chan! ¡¿Por qué te casaste de improviso?! ¡Yo tenía la ilusión de ver vestida de novia a mi única niña!
-Discúlpame, Otou-chan –le sonrió-, fue una decisión del momento.
-¡¿Ves?! ¡Eso lo heredó de ti, Naruto!
-¡¿Qué insinúas, bastardo?!
-¡Más respeto que soy tu marido y el padre de tus hijos!
-Oigan –intervino Hayate aún resguardado tras su esposa-, entiendo que quieran matarme, raro sería que no lo intentaran, pero no es como si pudieran cambiar las cosas. Es cierto que Miku-chan y yo ya nos casamos, pero todavía podemos hacer la fiesta, ¿no?
-Hayate –llamó su mejor amigo-… ¡déjame golpearte al menos una vez!
-Eh… Shizu, con esa única vez seguro me quedo en coma.
-Shi-chan, como sigas así no pienso hacer que mi arena te suelte.
-¡Déjame ir, Kazu-chan! ¡Prometo que intentaré no matarlo!
-¡Olvídalo, Bakamiya! ¡No confío en ti!
-¡Basta ya! –exclamó Gaara- Primero ustedes dos –miró a los recién casados-: entiendan que esto es demasiado impactante para todos nosotros. Tú –señaló a su esposo-, ¿cómo demonios ni siquiera me avisaste que se les ocurrió casarse? Y ahora ustedes –miró a los Uchiha y Namikaze que seguían armando alboroto-, Hayate y Miku tomaron su decisión y, aunque no nos guste del todo cómo realizaron las cosas, no nos queda de otra más que resignarnos y felicitarlos. Así que no quiero más alegatos o se las verán con mi arena.
-Por fin alguien con sentido común pone orden –comentó Sai, pero borró su sonrisa ante la penetrante y asesina mirada del pelirrojo
-Gaara Ojii-chan es genial –dijo Hatsuki con emoción, a lo que su hermanito y primo asintieron

Una vez seguros de que la integridad de Hayate no se vería expuesta, todos procedieron a ingresar en la mansión Uchiha-Namikaze. Shizui estaba en un rincón deprimido porque se perdió la boda de su hermana y su mejor amigo, Shizuka y Kazuya intentaban animarlo. Fumiya seguía fulminando con la mirada a su nuevo “hermano mayor”; a su lado Kazuomi sólo suspiraba con la pequeña Ruri en sus brazos (Keichi estaba con su pelirrojo padre para que así lo pensara dos veces antes de lanzar algún ataque). Sasuke, Naruto, Sai y Gaara estaban sentados de frente a Hayate y Miku quienes tenían a su lado a una emocionada Hatsuki y a Itachi
-Nee-chan, resultaste ser muy tradicionalista. Mira que casarte a escondidas.
-¿Cómo se te ocurrió hacer algo semejante? –preguntó Sasuke seriamente
-Bueno, mira el lado positivo, Otou-san –sonrió ella-: así nos evitamos que la ceremonia se retrasara porque tú, Shi-chan aniki Fu-chan y tal vez hasta Ita-chan persiguieran a Hayate por todo el lugar.
-Eso es cierto –rió el Sabaku pelinegro
-Anímate, teme, yo también me siento deprimido y decepcionado –dijo Naruto-, pero esto es lo que nuestra hija decidió y debemos respetarla.
-Hum…
-Bueno, nosotros siempre te hemos querido en la familia, Miku-chan –dijo Sai-, ¡así que ven a los brazos de tu nuevo Otou-san! ¡Aaahh! –gritó y se arrojó al suelo porque Sasuke le lanzó varios kunais
-Concuerdo con Naruto –habló Gaara-. A pesar de todo, esto es algo para celebrar.
-¡No estés tan tranquilo cuando atacan a tu esposo, Gaara!
-¿Entonces ahora sí ya aceptaron resignarse y felicitarnos? –preguntó Miku con diversión
-Si eres feliz con eso, imouto… -murmuró Shizui dibujando círculos en la pared
-Quita esa cara, Shi-chan –pidió su esposo
-¿Fu-chan? –ahora ella miró a su hermano pelirrojo
-Pues ya qué. Auch –se sobó la cabeza tras recibir un golpe de Kazuomi
-Te lo mereces por responder de esa forma, Bakamiya.
-¿Qué hay de Ita-chibi? –preguntó su cuñado
-Por mí no hay problema ya que nee-chan así lo quiere. ¡Pero deja de llamarme así! ¡Ya tengo dieciocho años!
-Es que eres tan lindo, jajaja.
-¿Y mi adorado Otou-san? –interrogó la joven mujer
-Hum…
-Claro que está feliz Miku-chan –dijo su rubio progenitor dándole un codazo en el estómago al ojinegro-. ¿Cierto, teme?
-Hum… Como digas, usuratonkachi.
-Tu anillo está precioso, Mi-chan –dijo Hatsuki sujetando la mano de su tía
-Gracias, Hatsuki-chan –sonrió-. Cuando seas grande seguro aparecerá un chico afortunado que estará encantado de darte un anillo así.
-¿En serio? –preguntó ilusionada
-¡No le metas esas ideas a mi hija! –exclamó Shizui escandalizado y abrazó posesivamente a la niña
-Eres un padre demasiado celoso, Shi-chan aniki.
-Yo digo que es culpa de la genética –opinó Sai
-No quiero ni imaginar cómo actuará Bakamiya con Ruri cuando sea mayor –dijo Kazuomi con horror
-¡Cállate, torpe!
Todos a excepción de Sasuke, Shizui y Fumiya, rieron. Naruto se acercó a su hija y le revolvió el cabello con cariño, a lo que ella se acurrucó en su pecho. Lejos habían quedado los días en que debía arrullar a su niña para dormirla. Pero bueno, ahora ganó un hijo más y en algún tiempo seguro vendrían más nietos. Ya tenía cinco, pero aún le faltaban pequeños por parte de ella e Itachi, y cuando eso ocurriera, seguro que hasta Sasuke perdería su cara de enfado. Y claro, de momento mejor ni le recordaba que ahora que su hija estaba casada, debería mudarse a Suna. Para qué arruinar el momento y exponer más la vida de Hayate.