Presentación

"Él es mi amigo más querido y el más cruel de mis rivales,

mi confidente y el que me traiciona,

el que me apoya y el que de mí depende;

y lo más espantoso de todo:

es mi igual"



domingo, 18 de enero de 2015

Recopilando en el blog y nueva información

Después de mucho tiempo sin andar por aquí, el día de hoy les traigo la recopilación de varias escenas que he escrito de la saga "Hacia nuestro futuro", no llevan un orden cronológico, son simplemente pequeños momentos que se me ocurren de repente y son mucho más cortos que las memorias. Hablando de las memorias, no he publicado ninguna porque tengo un nuevo proyecto para estas el cual llevará por título "Nuestra vida con Kurama" XD Así es, serán memorias de los niños con el buen Kyuu-chan, jeje. Y adicional a esto también pienso publicar (todavía no lo empiezo, así que será próximamente) una pequeña historia de un par de capítulos en los que trataremos el siguiente supuesto: ¿Qué pasaría si quienes hubiesen ido al pasado fuesen Miku e Itachi? (Kyuu: Comiencen a gritar ¬¬0). Ya les iré dando más detalles, jeje, mientras les dejo las escenas para quienes se hayan perdido alguna en Facebook o simplemente deseen volver a leerlas:

Escena HnF

Del cuarto hijo y el bijuu 

El pequeño Itachi (2 años) se encontraba jugando con una pelota en el enorme jardín de la casa. Su padre Sasuke y sus hermanos mayores habían salido desde temprano, mientras que su padre Hokage había suplicado tener ese día libre y era quien cuidaba de él en esos momentos. Naruto estaba sentado junto a un pequeño zorro naranja de nueve colas: hacía unos años que aprendió a que su amigo bijuu se manifestara en un tamaño más compacto.
- Esto es tan tranquilo –comentó el rubio con una sonrisa y de pronto su expresión se llenó de horror-... ¡Rayos! ¡Olvidé firmar unos papeles que Shikamaru necesitaba para hoy! Kurama, cuida a Ita-chan, enseguida regreso.
- Oye, pero –no pudo decir nada más porque su jinchuuriki ya había desaparecido-... podrías enviar a un clon en tu lugar, o dejar uno a cargo del mocoso –gruñó-. Sigue siendo un idiota despistado.

Desgraciadamente ya no era un bijuu lleno de odio y rencor, de modo que no podía dejar al pequeño solo. Con lo hiperactivo que era seguro que terminaría en el hospital con lesiones severas.
- Más te vale no causarme problemas, mocoso rubio –dijo echándose cerca de él para vigilarlo
Itachi lo observó fijamente unos segundos. Sonrió con emoción mientras soltaba su pelota para luego arrojarse encima del zorro naranja.
-¡Kura-chan, paseo, paseo!
- ¡¿Qué?! ¡Quítate de encima, mocoso! ¡No soy ningún animal de carga! -se sacudía para intentar liberarse, pero el pequeño estaba fuertemente agarrado a sus colas

No pasó mucho después para que toda la familia regresara a casa. Sasuke y los chicos habían ido a comprar las cosas necesarias porque querían festejar el segundo cumpleaños de Itachi.
-¡¿Por qué rayos no llevaste al niño contigo, Naruto?!
-Lo siento, juro que no lo pensé. ¡Y no lo dejé solo! Kurama está cuidándolo.
-¡Sólo a ti se te ocurre dejar a ese zorro a cargo de nuestro hijo!
Al ir al jardín la escena que todos encontraron fue la del legendario Kyuubi no Youko (cuyo verdadero nombre era Kurama) llevando sobre el lomo al bebé de la familia quien reía felizmente. Todo parecía indicar que Naruto ya­ no era el único rubio en haber logrado doblegar el orgullo del bijuu aunque éste se empeñara en negarlo.

Escena HnF VI

Del moreno padre y el (futuro) yerno castaño

Sasuke había salido de misión con un grupo de ninjas entre los que se encontraba Kazuomi (14 años). En el camino de regreso a Konoha pasaron por una pequeña aldea especializada en producción y comercialización de muchos tipos de plantas. Los ninjas se detuvieron ahí para comer algo y fue en ese momento que Kazuomi aprovechó para acercarse a una tienda y observar con sus curiosos ojos amatistas todo lo que exhibían.
-¿Qué sucede? –preguntó alguien a sus espaldas
El castaño se sobresaltó porque no había sentido llegar a su líder de equipo hasta que habló. Fumiya solía tener esa misma manía. Parece que era una costumbre de familia o algo así.
-Ahh, Uchiha taichou, digo, Uchiha-san –se corrigió-. Sólo miraba la gran diversidad de plantas que tienen aquí. Son muy interesantes.
Sasuke observó también y le llamó la atención una sencilla maceta donde crecía un pequeño cactus, era la planta más simple que había en la tienda. Sonrió pensando en alguien que seguramente sería muy feliz con ese “simple” cactus y se lo pidió al vendedor de la tienda.

Una vez con la compra en manos del adulto, ambos ninjas caminaban para regresar con sus demás compañeros. Kazuomi parecía intrigado por la acción del moreno y, aunque quizá era una falta de respeto, no quería quedarse con la duda.
-Disculpe, Uchiha-san, ¿le gustan los cactus?
-No realmente –respondió y contempló con fijeza la maceta-, pero a cierto Hokage le encantan las plantas y puedo asegurarte que sonreirá como idiota teniendo ésta en su oficina.
-Oh, ya veo.
El chico observó al azabache pensando que muchos lo calificaban como alguien muy serio y frío, pero en realidad era un buen líder, un hombre amable y se notaba que, aunque tratara de disimularlo, le gustaba ser detallista con su esposo.
-¿Por qué rayos Bakamiya no puede ser un poco más como él? –murmuró
Sin embargo Sasuke alcanzó a oírlo, pero no dijo nada. Una sonrisa de medio lado apareció en su rostro mientras veía y escuchaba a Kazuomi seguir murmurando cosas referentes a su pelirrojo compañero de equipo y el cómo siempre lo molestaba. Sasuke ni nadie podría negar que Fumiya fuera su hijo, llevaba con Kazuomi una relación muy similar a la de él con Naruto cuando niños. Si eso seguía así sus sospechas y las de su esposo tarde o temprano se volverían realidad: en el futuro tendrían un yerno con cabello castaño y lindos ojos color amatista.



Escena HnF V

Del moreno padre y el tercer hijo

Sasuke se encontraba en casa terminando de vestir a su pequeño hijo Fumiya (2 años). Shizui (7 años) estaba en la Academia; Naruto se fue a su oficina pero antes pasaría a dejar a su hija Miku (4 años) en casa de Kiba y Shino, ya que pronto entraría a la Academia Tsubame (casi 6 años), la primogénita de ellos dos y las niñas ya no podrían jugar mucho. El Uchiha mayor tenía el día libre, por eso se encargaría de su pequeño pelirrojo.
-Bien, ya estás listo –el bebé lo miraba fijamente-. Hoy acompañarás a Otou-san a algunos mandados.
Fumiya era el más tranquilo de sus hijos, no solía hacer escándalo salvo cuando reclamaba la atención de su rubio padre. Sasuke caminaba por la aldea con el niño en brazos, notando cómo algunos los observaban de reojo. Si analizaban detenidamente a Fumiya, él no poseía rasgos físicos como los de Sasuke, razón por la que algunos lo miraban raro, pero eso no le importaba al Uchiha. Él amaba a su pequeño y estaba muy orgulloso de él.

Con algunas bolsas ya a cuestas, el moreno buscaba unas cosas que le encargó su esposo. Sólo faltaba obtener más pañales, leche y ramen.
-No debí dejar que ese dobe les enseñara a comer ramen –suspiró-. Espero que a ti te gusten los tomates, Fumiya.
-Tomate –balbuceó moviendo sus manitas
-Exactamente –le sonrió con cariño-. Y algunos dulces para ti y tus hermanos.
-Ramen.
-… De acuerdo, también ramen. Eres igual de chantajista que ese dobe.
Algunas mujeres presenciaron la escena. No pudieron controlar las expresiones embelesadas ante la interacción de pare e hijo. Un par de osadas chicas se les acercaron demasiado, lo cual no fue del agrado del moreno. No las alejó de inmediato porque, siendo esposo del Hokage, había una imagen que mantener (hasta cierto límite, claro).
-Buenos días, Uchiha-sama –saludaron ambas
-Buenos días.
-Es raro verlo pasear a solas con su bebé –comentó una
-Se nota que lo cuida y quiere mucho –dijo la otra intentando acariciar al niño
Sasuke arrugó el ceño ante sus obvios coqueteos. Iba a ponerlas en su lugar y recordarles quién era su adorado consorte cuando una mata de cabello rojo se removió entre sus brazos y un enfurruñado bebé lo miró fijamente con sus ojitos azules.
-Otou… casa –exigió apartando de un manotazo los dedos que había intentado tocarlo
-Tienes razón, vamos a casa –dio media vuelta y reanudó su marcha, dejando a esas dos desconcertadas y hasta avergonzadas

Cuando estuvieron lo suficientemente lejos, el Uchiha no pudo reprimir la soberbia sonrisa que se plasmó en su rostro y con cariño despeinó el cabello de su hijo, quien también rió ante el toque de su padre. Su bebé era muy tranquilo, pero cuando sonreía con alegría lo hacía igual que su rubio progenitor.
-Físicamente te pareces muchísimo a él, pero si así será tu carácter, nadie podrá poner en duda que eres mi hijo.
Quizá el bebé era más apegado a Naruto, pero no cabía duda que también amaba a su moreno padre y pasar tiempo juntos. Sasuke se encargaría de velar porque creciera sano y fuerte esperando que un día pudiera encontrar a una persona maravillosa así como él que tuvo la fortuna de conocer a cierto usuratonkachi.