Del
moreno padre y el tercer hijo
Sasuke se encontraba en casa terminando de vestir a su
pequeño hijo Fumiya (2 años). Shizui (7 años) estaba en la Academia; Naruto se
fue a su oficina pero antes pasaría a dejar a su hija Miku (4 años) en casa de
Kiba y Shino, ya que pronto entraría a la Academia Tsubame (casi 6 años), la
primogénita de ellos dos y las niñas ya no podrían jugar mucho. El Uchiha mayor
tenía el día libre, por eso se encargaría de su pequeño pelirrojo.
-Bien, ya estás listo –el bebé lo miraba fijamente-. Hoy
acompañarás a Otou-san a algunos mandados.
Fumiya era el más tranquilo de sus hijos, no solía hacer
escándalo salvo cuando reclamaba la atención de su rubio padre. Sasuke caminaba
por la aldea con el niño en brazos, notando cómo algunos los observaban de
reojo. Si analizaban detenidamente a Fumiya, él no poseía rasgos físicos como
los de Sasuke, razón por la que algunos lo miraban raro, pero eso no le
importaba al Uchiha. Él amaba a su pequeño y estaba muy orgulloso de él.
Con algunas bolsas ya a cuestas, el moreno buscaba unas
cosas que le encargó su esposo. Sólo faltaba obtener más pañales, leche y
ramen.
-No debí dejar que ese dobe les enseñara a comer ramen
–suspiró-. Espero que a ti te gusten los tomates, Fumiya.
-Tomate –balbuceó moviendo sus manitas
-Exactamente –le sonrió con cariño-. Y algunos dulces
para ti y tus hermanos.
-Ramen.
-… De acuerdo, también ramen. Eres igual de chantajista
que ese dobe.
Algunas mujeres presenciaron la escena. No pudieron
controlar las expresiones embelesadas ante la interacción de pare e hijo. Un
par de osadas chicas se les acercaron demasiado, lo cual no fue del agrado del
moreno. No las alejó de inmediato porque, siendo esposo del Hokage, había una
imagen que mantener (hasta cierto límite, claro).
-Buenos días, Uchiha-sama –saludaron ambas
-Buenos días.
-Es raro verlo pasear a solas con su bebé –comentó una
-Se nota que lo cuida y quiere mucho –dijo la otra
intentando acariciar al niño
Sasuke arrugó el ceño ante sus obvios coqueteos. Iba a
ponerlas en su lugar y recordarles quién era su adorado consorte cuando una
mata de cabello rojo se removió entre sus brazos y un enfurruñado bebé lo miró
fijamente con sus ojitos azules.
-Otou… casa –exigió apartando de un manotazo los dedos
que había intentado tocarlo
-Tienes razón, vamos a casa –dio media vuelta y reanudó
su marcha, dejando a esas dos desconcertadas y hasta avergonzadas
Cuando estuvieron lo suficientemente lejos, el Uchiha no
pudo reprimir la soberbia sonrisa que se plasmó en su rostro y con cariño
despeinó el cabello de su hijo, quien también rió ante el toque de su padre. Su
bebé era muy tranquilo, pero cuando sonreía con alegría lo hacía igual que su
rubio progenitor.
-Físicamente te pareces muchísimo a él, pero si así será
tu carácter, nadie podrá poner en duda que eres mi hijo.
Quizá el bebé era más apegado a Naruto, pero no cabía
duda que también amaba a su moreno padre y pasar tiempo juntos. Sasuke se
encargaría de velar porque creciera sano y fuerte esperando que un día pudiera
encontrar a una persona maravillosa así como él que tuvo la fortuna de conocer
a cierto usuratonkachi.
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