SAI
Tardaron un poco en lograr que los ánimos se
tranquilizaran, pero finalmente Shikamaru y Kakashi lograron contener la
situación y de nueva cuenta los ninjas prestaban atención a Tsunade cuando les
preguntó quién sería el próximo conejillo de indias, digo, voluntario para el
experimento.
Ya que todo indicaba que la poción no provocaba efectos
secundarios (los golpes de Naruto no contaban porque habían sido cortesía de
cierto Uchiha), debido a su curiosidad innata Sai decidió ser el siguiente en
probarla, no creía que fuera a ser algo tan terrible o traumático, ¿o sí?
Mientras que el resto de los involucrados debían admitir que estaban intrigados
por saber cuál era el mayor temor del pintor, pues con eso de que le costaba
mostrar sus verdaderas emociones, que era demasiado sincero para su propio
bienestar y la facilidad que poseía para exasperar a los demás hacía difícil
deducir a qué podría tenerle miedo. Quizá a la soledad o el rechazo, o a que
perdiera su talento para el arte y sólo pudiera hacer dibujos del tipo “palito
y bolita”. Quién sabe, con Sai todo era posible.
-Bueno, veamos qué pasa –dijo el Anbu y bebió la poción
Todos prestaron atención con interés cuando el humo
apareció y comenzó a formar la figura de una persona un poco más alta que el
pelinegro. Para sorpresa de los presentes frente a ellos apareció otro Sai,
pero lucía un par de años mayor y tenía el cabello un poco más largo, de hecho
algunos mechones caían al frente dándole un aire muy similar al peinado de
cierto azabache que también se encontraba en la habitación.
-¿Te tienes miedo a ti mismo de adulto? –preguntó Sakura,
desconcertada
-… ¡Es mentira! –Sai señaló a su otro yo- ¡Me niego
rotundamente! ¡No quiero parecerme al idiota con complejo de vengador de
Sasuke!
-¡Repite eso si te atreves, imbécil! –replicó el aludido
tronándose los nudillos y listo para darle una paliza
-Calma, calma, chicos, no es para tanto –intervino
Kakashi en forma conciliadora porque Tsunade estaba más que entretenida tomando
notas y no le importaba si sus subordinados se agarraban a golpes o no
-Kakashi-sensei tiene razón, Sai, no deberías tenerte
miedo –comentó Naruto mirando al pintor adulto-. Además no te ves mal, te queda
el peinado. Al menos no se levanta por la parte de atrás como el de las cacatúas,
así como le pasa al teme aunque él afirme lo contrario.
Quizá el rubio intentaba ayudar, pero el comentario no
resultó tan buena idea, de hecho no fue para nada acertado. Los ojos de Sasuke
estaban rojos y eso que todavía no activaba el Sharingan, parecía listo para
dar muestra que sus habilidades ninja adquiridas con los años. La pregunta
sería a quién atacaría primero: al Anbu que seguía renegando y lamentándose
porque se negaba a ser considerado una copia del Uchiha, o al usuratonkachi que
había osado denigrar su peinado. Tal ver sería buena idea recordarle a Sasuke
que el Uzumaki era su lazo más importante antes de que la sangre comenzara a
correr ahí. En cuanto a Sai… bueno, puede que él no contara con tanta suerte.
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