NUESTRA
NUEVA VIDA IV
UCHIHA
MIKU Y SABAKU NO HAYATE
Dos pequeñas aldeas ubicadas entre los
países del Fuego y del Viento habían sido atacadas por un grupo de ladrones,
por lo que Konoha y Suna decidieron unir fuerzas para localizarlos y
capturarlos. Para el fuerte escuadrón que las aldeas formaron no fue difícil
dar con los bandidos y someterlos, sobre todo porque contaban con el
sorprendente trabajo en equipo entre Sabaku no Hayate (28 años) y Uchiha Miku
(24 años).
-Si tomamos en cuenta que yo te ayudé a
entrenar para las pruebas de ingreso al Anbu, esto no es de extrañar –comentaba
él
Ahora que la amenaza había sido anulada,
los ninjas montaron un campamento para pasar la noche. Al día siguiente los
ladrones serían entregados a las autoridades de los lugares atacados y los
ninjas podrían regresar a sus respectivas aldeas.
-A muchos les cuesta creer que podemos
trabajar en equipo por la forma en que te trato –señaló ella
-Es que no comprenden nuestro amor,
Miku-chan.
La pelinegra le lanzó una mirada asesina
por la sonrisa exasperante del Sabaku. Aunque Hayate tenía razón, pues Miku
sabía que las kunoichis de Suna no estaban nada contentas por su noviazgo con
el primogénito del Kazekage, ya que la mayor parte del tiempo ella lo golpeaba
o insultaba. Pero es que esa era la única forma en que podía demostrarle cariño
sin morirse de vergüenza ni lastimar su orgullo Uchiha (herencia de su moreno
padre, por supuesto).
-… Deberías ir a dormir, Hayate
–sugirió-. Falta un rato para que termine mi guardia.
-Prefiero hacerte compañía –se encogió
de hombros-. Mañana vuelvo a Suna y quién sabe cuándo podamos volver a vernos.
Siendo ninjas de distintas aldeas, la
distancia siempre estaba presente en su relación, sin embargo habían logrado
que no influyera de forma negativa en la misma. Miku observó el perfil de su
novio siendo iluminado por la fogata: no podía negar que los años le habían
sentado de maravilla, era bastante atractivo a sus veintiocho años, además de
fuerte e inteligente cuando la situación lo requería y dejaba de lado su
peculiar carácter. Era inevitable que gozara de tanta popularidad en Suna.
-Miku-chan, ¿por qué me ves así? Claro
que no me molesta, pero se siente como si en cualquier momento te fueras a
arrojar sobre mí para arrancarme la ropa.
La chica arrugó el ceño, hizo que sus
miradas se cruzaran y sus mejillas se tiñeron levemente de carmín.
-Hayate… te he hecho esperar mucho
tiempo, ¿verdad? Me refiero a lo de casarnos.
-Jejeje –rió él-, tal vez, pero recuerda
que te llevo cuatro años, así que es comprensible que no te sientas lista.
Además –su mirada se volvió tierna- yo esperaría por ti una vida entera, Miku.
Aquellas palabras hicieron eco en el
cerebro de la morena. Apretó con fuerza los puños y volvió a encararlo con
decisión.
-Entonces está dicho. ¿Te casas conmigo,
Hayate? Más te vale aceptar y no decir ninguna estupidez, porque si lo haces te
aseguro que regresarás a Suna hecho mil pedazos y luego me disculparé con
Gaara-san, Sai-san y Yuu-chan.
-… Miku-chan… se nota que eres hija de
Sasu-suegrito-gruñón –sonrió ante la cara avergonzada de la chica y le tomó una
mano para entrelazarla con la suya-. Claro que me caso contigo. Eres lo que he
soñado desde que era un niño.
-Y tú eres un asaltacunas, baka.
-A mucha honra, pero sólo si se trata de
ti.
Sin soltarse las manos se sumieron en un
agradable silencio. Hayate miraba las flamas y sin quitarles los ojos de encima
decidió volver a hablar.
-Miku-chan, sólo tengo una petición: si
llegamos a tener un hijo varón… quisiera que lo llamáramos Shin, como el amigo
casi hermano de mi Otou-san. No habla mucho de él, pero sé que fue alguien muy
importante en su vida.
-Ya veo… Me parece bien –sonrió un
poco-. En ese caso si tenemos una niña, la llamaremos Kumiko.
-¿Kumiko-chan?
-Sí, es otra forma de combinar los
nombres de mis abuelas, así como en mi nombre: Ku por Kushina Obaa-chan y Miko
por Mikoto Obaa-san. Siendo la única mujer de mi familia, quiero preservar su
legado.
-Entiendo –sonrió también-. Es un nombre
precioso.
Rara vez platicaban de aquella manera
tan seria y tranquila, pero era muestra de la madurez que habían ganado. Y de
la confianza obtenida con la convivencia. Claro, su propuesta matrimonial tan… fuera
de lo común, era algo que podía esperarse de ellos dos.
Varios días después en Suna, Gaara
miraba con sorpresa a su hijo mayor mientras Sai sonreía como bobo y no paraba
de darle palmaditas en la espalda.
-¡Ya era hora, Haya-kun! –decía el
pintor- Estoy tan orgulloso de ti.
-Gracias, Otou-san. Fui perseverante,
como me aconsejaste.
-… Felicidades, Hayate –dijo al fin el
pelirrojo-. Me siento muy contento por ti, hijo. Sé cuánto quieres a Miku.
-Jejeje, sí, muchas gracias, Otou-chan.
-Sólo me queda una duda –dijo Sai-, ¿por
qué no fuiste con Miku-chan a pedir su mano? Aunque creo que más bien ella es
la que casi viene a pedir la tuya.
-Acordamos que cada quien se lo diría a
sus padres –sonrió de manera radiante-. Ella dijo que procurara no ir a Konoha
en al menos tres meses porque no quería quedar viuda antes de tiempo.
Mientras tanto en Konoha, la mansión
Uchiha-Namikaze-Uzumaki se sumió en un gran alboroto por la noticia con que
Miku anunció su regreso a casa.
-¡¿Qué has dicho?!
A Sasuke estaba a punto de darle un
infarto, Naruto se deprimió en un rincón diciendo que su niña ya era toda una
mujer, Itachi (18 años) estaba con la boca abierta y Yuuzuki (25 años) sonreía
con emoción mientras intentaba retener a Shizui (27 años) quien estaba a punto
de salir corriendo hacia Suna.
-¡Maldito Hayate! –decía él- ¡No me
había dicho nada de esto! ¡Suéltame, Yuuzuki! ¡Prometo no matarlo! ¡Sólo lo
golpearé!
-Lo siento, pero en estas circunstancias
no confío en ti, Shi-chan.
-¡Miku nee-chan se casará con Haya-chan!
–gritaba Hatsuki (6 años) y corrió a abrazar a su tía- ¡Qué bien , Miku
nee-chan!
-Muchas gracias, Hatsuki-chan –le dio un
beso en la mejilla y se agachó hacia un pequeño de cabello azabache y ojos
negros
Uchiha Shizuka (2 años) era el segundo
hijo de Shizui y Yuuzuki. Era bastante tranquilo y físicamente se parecía mucho
a Sasuke, razón por la que Naruto se burlaba diciendo que sentía pena por el
futuro de su nieto (para enojo del Uchiha mayor).
-¿También estás feliz por mí,
Shizuka-chan? –preguntó la joven
-Síp –asintió él, aunque no entendía
bien qué ocurría
-¿De qué nos perdimos? –preguntó alguien
tras ellos
Miku volteó y sonrió para encontrarse
con su hermano Fumiya (22 años) quien sobre sus hombros traía sentado al
pequeño Kazuya (3 años). Tanto él como su esposo Kazuomi (23 años) traían un
bultito envuelto con una manta (azul y rosa respectivamente). Hacía dos meses
que Kazuomi había dado a luz un par de mellizos, niña y niño, a los que llamaron
Ruri (Ru por Naruto y Ri por Arisa, madre de Kazuomi), y Keichi (Ke por Sasuke
e Ichi por Seichi, padre de Kazuomi). Ambos bebés tenían el cabello castaño,
pero los ojos de Ruri eran color amatista mientras que los de Keichi eran
azules. Por estas dos pequeñas “razones”, Shizui solía comentar que sólo les
faltaba un hijo para en definitiva seguir los mismos pasos que sus
progenitores.
-¿Por qué todos están así, Miku nee-san?
–preguntó su cuñado
-Ahh, es que se impactaron demasiado
cuando les dije que le pedí a Hayate que se casara conmigo.
-… ¡¿Que tú qué?! –se exaltó Fumiya
-Oh, ¡muchas felicidades!
-Gracias, Kazu-kun.
-¡¿Acaso estás sordo, Kazu-chan?!
¡Nee-san le propuso matrimonio a ése idiota!
-¡¿Y qué, Bakamiya?! ¡Ella lo quiere,
así que mejor lo aceptamos y punto!
-No –se oyó una siniestra voz tras él-,
aún podemos hacer algo.
Sasuke emanaba un aura siniestra y traía
en sus manos a Kusanagi. Parecía listo para partir a la guerra o algo
semejante.
-Otou-san –llamó Itachi-… no estarás
pensando en ir a Suna, ¿verdad?
-¿Quién viene conmigo? –pregunto
sonriendo de manera tétrica
-¡Espera, teme! –reaccionó Naruto y lo
sujetó del cuello- ¡¿Qué rayos piensas hacer?! ¡Mira lo que estás provocando!
Yuuzuki seguía tratando de retener a
Shizui mientras Hatsuki y Shizuka sujetaban cada una de las piernas de su papá;
Kazuomi intentaba lo mismo con Fumiya a quien Itachi le había quitado de encima
a Kazuya. Miku sostenía en sus brazos a sus dos sobrinitos más pequeños. Sin
poder evitarlo comenzó a reír de manera escandalosa, ya que no todos los días
veía a sus hermanos forcejeando con sus esposos mientras su Otou-san y
Otou-chan peleaban entre gritos sobre si un asesinato rompería toda alianza con
Suna. Esas escenas tan cómicas la hacían sentir de maravilla, pues sólo ella
podía provocar semejantes reacciones.
-Si continúan así asustarán a los niños
–sonrió ella-. Además ya estoy en buena edad para casarme y todos saben que en
el fondo Hayate es un gran hombre. ¡Shi-chan aniki, es tu mejor amigo y cuñado
por partida doble! ¡Al menos tú contrólate!
-¡Lo intento, pero no puedo! –contestó
-Y la única razón por la que no me ha
golpeado para soltarse es porque me ama –comentó Yuuzuki aún sujetándolo-. No
lo dejen ir, niños.
-¡Sí, Tou-chan! –gritaron Hatsuki y
Shizuka
-Ita nii –llamó Kazuya-, ¿por qué
Otou-san quiere escapar de Otou-chan?
-… No les hagas caso, Ya-chan, sólo
están jugando.
Naruto logró que Sasuke soltara a
Kusanagi y lo golpeó con ella. El ojinegro se estaba sobando el golpe cuando su
pareja le sujetó de la cara para que mirara el alboroto que traían sus hijos y
nietos.
-Oye, teme, sé que Miku-chan es nuestra
amada princesa y el hecho de que vaya a casarse es… tétrico y aterrador. Pero
si ella encontró a su príncipe no nos queda más que dejarla ir y deprimirnos
mientras seguimos velando por su felicidad.
Sasuke hizo una mueca de enfado y
suspiró. Caminó hasta colocarse detrás de su hija y le puso una mano en la
cabeza. Miku volteó y se encontró con el rostro serio de su padre. El rubio
también se acercó, le quitó a los bebés y movió la cabeza en gesto afirmativo,
así que ella sonrió.
-Jejeje, yo también te quiero muchísimo,
Otou-san –le dijo
Sabía que todo aquello sería difícil de
digerir para su familia, era la desventaja de crecer entre un montón de hombres
sobreprotectores, pero no los cambiaría por nada del mundo y estaba segura de
que sólo deseaban su felicidad. Y para bien o para mal, ésta no estaría
completa sin la compañía de Hayate… Claro que poder calmar del todo a su padre
y hermanos sería otra historia.
Kyaaaaa esto estuvo relindo la verdad era de esperarse como se sorprenderianlos hermanos al saber que Miku-chan se iba a casar con Hayate jejejeje me mori de la risa, la verdad me encantaron estas pequeñas historias, algo me dice que a los tres hijos de Fumiya se les va unir el cuarto para ser otro Sasu y Naru jejeje bueno cuidate y nos leeremos pronto
ResponderEliminarPor favooooor haz otro capi quiero ver como sería la boda de miku y hayateee :c y como saldrían sus hijos, la reacción de sasuke-bastardo sería tan comica JAJAJAJAJAJA porfis has otrooo, y también Te felicito por tus 6 años ;D ya vi que estás haciendo el fic de nuestro presente, me encanto el tema que usarás enserio *-*
ResponderEliminarJajajajjaja realmente me encanto n _ n, deberías hacer un capi especial de la boda, mujajajjaja siempre he querido saber que como acabara muajajaj y si al final Hayate saldrá vivo de esa boda, ademas de que ahora le toca a Shizui cobrárselas por todos los golpes que le ha metido Hayate desde que le robo a su amado otouto
ResponderEliminarjajajajaja estuvo muy bueno, me encanto pobre hayate que bueno que no fue porque sino en verdad lo matan jajajajaja
ResponderEliminarme encanto este capitulo wajajajajajaja se pasan para ser sobreprotectores jajsasajshajjajja....
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